Durante miles de años, todos nuestros antecesores se alimentaron básicamente de productos de proximidad y en la estación que tocaba.

Las “migraciones” de alimentos tienen su cénit en el siglo XX. Los historiadores económicos saben que una economía mundial sorprendentemente integrada surgió entre 1870 y 1913, hecha posible por la tecnología avanzada de la época: barcos de vapor, ferrocarriles y telégrafos. A principios del siglo anterior, los británicos ya estaban comiendo trigo canadiense, carne argentina y cordero de Nueva Zelanda.

Evidentemente, este nuevo escenario transfronterizo trajo cosas muy positivas, entre ellas que contribuyó al bienestar de las crecientes clases sociales en muchos países, al progreso de países emergentes y derrotó los herméticos calendarios agrícolas. Pero la realidad es que alteramos el curso de una historia que duraba miles de años.

En un mundo, que este siglo superará los 10 mil millones de habitantes, es absurdo pensar con la mente de un mundo habitado por 500 millones de habitantes: el globalismo, en mayor o menor grado de aplicación, es inevitable en mundo tecnológico y superpoblado. Pero necesitamos reconectarnos con nuestro pacto no escrito con la naturaleza, intentar consumir de una forma más sostenible.

Y afiliados a esa doctrina del regreso, está una cadena de tiendas, vergonzosamente nada mencionada por los foros especializados en retail en esta zona del mundo. Terroirs d’avenir, es el nombre de esta magnífica cadena de tiendas. En sus fachadas se puede leer: “Los productos locales son el futuro de la agricultura”). Más pronto que tarde, iremos a verlos y a grabar su concepto en mi serie “retail por el mundo” que en los próximos meses me llevará por muchos países, con IMS Company

En la teoría del regreso, que fue como la definí, en mi planteamiento general del retail del 2017, se podría situar Terroirs d´avenir.

Este nuevo concepto dentro del retail, empezó como una suerte de Cash&carry para para chefs y restaurantes estrella,, El asunto es que funcionó la cosa tan bien, que abrieron a lo largo de la Rue du Nil (distrito 2 de París), tres tiendas independientes, una carnicería, una pescadería y una panadería, que complementaban a la tienda primera. Más tarde abrieron otra colección de pequeñas tiendas de alimentos en el distrito 11.

Tiendas de productos separados, todas parte de un solo negocio: Terroirs d’avenir.

La filosofía detrás de Terroirs d’avenir tiene cero tolerancia con todo lo que no sea productos de calidad, locales y orgánicos cuando sea posible. Vendría a ser algo así como los ortodoxos del Slow Food.

Aparte, más allá del concepto, también tienen una estética superlativa estas tiendas, en línea con las nuevas estéticas del regreso hacía lo minimalista, humano, cercano y comunitario.