Amazon cambia de precios varios millones de veces al día.

Las líneas áereas cambian varios millones de precios al día.

Los hoteles, lo mismo.

Los marketplaces son una supernova de precios estallando millones de veces al día.

Internet es un baile epiléptico de precios.

Hoy he subido a un avión. Me traía de Cancún. Mi asiento era igual que el del pasajero de mi derecha. Y los dos sabíamos que no hemos pagado lo mismo. Lo aceptamos, son las cosas de los precios dinámicos.

Las aerolíneas, los hoteles y los coches de alquiler han ofrecido precios variables durante años.

Hoy vivimos en una sociedad de precios dinámicos. Hoy vivimos en un mundo de consumidores de precios dinámicos.

Por eso siempre me pareció que las etiquetas de precios electrónicos en las tiendas es un destino natural. Más pronto que tarde (cuando se democratice más las tecnologías, y sea más barato), casi todas las tiendas, por pequeña que sean, tendrán etiquetas de precios dinámicos, de la misma forma que tienen terminales de pago.

Las etiquetas de precios en papel son la televisión en blanco y negro.

Esta revolución masiva, nos llevará a tiendas mucho más eficientes. Solo el ahorro en tiempo de empleados en cambios de esas etiquetas, o los errores en precios.

Pero la verdadera revolución que nos traerá, más allá de ahorros y eficiencias operacionales, será la destrucción de las técnicas tradicionales de fijación de precios donde la base es el margen y el inventario. La dinámica de precios toma en cuenta en tiempo real otros parámetros que acercan los precios más a un escenario customer centric, donde los intereses de los consumidores están mucho más en el centro. Y por supuesto, si (como ya hemos visto por ejemplo en el gran retailer, Kroger), esos precios dinámicos son ultrapersonalizados y desde las etiquetas de precios se envían ofertas exclusivas a los móviles de los consumidores que andan por los pasillos, la experiencia positiva de compra de los consumidores se dispara.

Los precios fijos, en papel y en una estanteria, pertenecen a un mundo viejo.