La gran revolución del retail no será la implosión del metaverso, ni el nacimiento de nuevos Amazones que derroten a Amazon, ni siquiera el boom de nuevas tipologías de tiendas supraphygitales y customercentristas y todos esos agotadores etcéteras, como nos indican todos los foros, informes, fórum que nos hablan del futuro del retail. La gran revolución del retail será el cambio drástico de nuestras formas de consumo, porque no nos va a quedar otra. La gran revolución no es la que nos relatan los tecnócratas, sino que es una cuestión humana.
Y el retail es un asunto basicamente humano, de personas que venden o alquilan cosas o servicios a personas, todo lo demás es secundario.
Nunca observé con empatía las corrientes malthusianas y sus propuestas asfixiantes de “crecimiento demográfico cero” para salvarnos de un mundo superpoblado que se quedaría sin recursos. Pero la realidad es que los seres humanos alcanzamos los mil millones alrededor de 1800. Este año llegaremos a los 8.000 millones, y a los 10.000 millones en 2100. Es decir, en apenas 3 siglos, la población mundial se habrá multiplicado por 10.
En 1800, el armario de una mujer de clase media consistía en unos pocos vestidos, batas, delantales, gorros, camisones y poco más. La producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014. Y las prendas hoy se conservan solo la mitad de tiempo que hace apenas quince años. Muchos analistas estiman que cada año se produce 100 mil millones de prendas de vestir. Un tiro en la nuca del medio ambiente mundial. Lo mismo está sucediendo con ciertas formas de consumir ciertos alimentos, es más, de consumir en general en los países más ricos (Según el Instituto Worldwatch, la Tierra tiene 1,9 hectáreas de tierra por persona para cultivar alimentos y textiles para la ropa, suministrar madera y absorber desechos. El estadounidense promedio utiliza alrededor de 9,7 hectáreas).
Por no hablar de que nos hemos convertido en un planeta plástico. Las primeras botellas de plástico aparecieron en 1968 (agua mineral Vittel en Francia). En 1989 el mundo produjo 60 millones de toneladas métricas de plástico. En 2020, produjimos 367 millones. En apenas 30 años, la producción mundial se ha multiplicado por 6. Un asesinato legal del Planeta Tierra hecho desde nuestros bolsillos y nuestras sonrisas de consumidores globales.
Todo progreso debe buscar su origen en una crisis, y desde la sociedad y desde las empresas productoras, y de la industria del retail, como guardianes del eslabón final del consumo, debemos provocar una crisis conceptual revolucionaria en nuestras formas de producir, vender y consumir.
La gran revolución pendiente del retail no es una cuestión de metaversos, algoritmos, amazones e inteligencias artificiales, se trata de una revolución pendiente que debe suceder en cada uno de nosotros, en lo que queremos dejar a los que vienen tras nosotros.