Durante décadas el retail fue mayormente una geografía de tiendas de barrio: los tamaños medios eran muy pequeños. El objetivo histórico de las tiendas físicas en el retail fue la atomización del inventario: acercar los productos a los consumidores en exhibiciones físicas donde pudieran ir a probárselo tocar, sentir..

España era un país de tiendas de barrio antes de la llegada de las cadenas nacionales de moda rápida, o los grandes supermercados e hipermercados franceses. Entonces aumentó vertiginosamente la superficie de venta concentrada de los formatos. Las tiendas físicas se agigantaron. Esto sucedió a la vez que las grandes urbes se expandían. Se crearon enormes centros comerciales e hipermercados en los desarrollos urbanos.Un ejemplo que sucedió en muchas partes de Europa, fue la Comunidad de Madrid, la cual duplicó su superficie urbana entre 1987 a 2011. En solo una generación se había duplicado. La población en la comunidad de Madrid ha incrementado 1.7 millones de personas en apenas 30 años. Pero no solo Madrid, 4 poblaciones vecinas a la ciudad de Barcelona, Hospitalet, Tarrasa Badalona, Sabadell concentran más de un millón de habitantes. A principios de los 90, su población era mucho menos. Luego, en la primera década de este milenio, empezó a crecer el comercio electrónico, para dispararse en tiempos de pandemia. Y entonces las megatiendas perdieron en parte su papel protagónico ante la conveniencia de que las cosas llegaran a los hogares de los consumidores.

Y ahora estamos en un punto de inflexión, en un regreso urgente a donde veníamos, a los formatos más pequeños y urbanos. A la atomización de los inventarios. Espacios más pequeños con menos inventarios, ya que en un mundo “omnicanal” , de consumidores digitales, no es necesario tener un gran inventario físico para mostrar sino que se pueden combinar exhibiciones físicas y digitales dentro de las tiendas.

En 2017,predije que en el futuro habría más tiendas físicas que hoy , situándome en la disidencia absoluta y en solitario contra la teoría de que en un mundo digital habría menos tiendas físicas . Esta afirmación fue muy criticada, ya que en esos momentos presenté mi teoría omnicliente (de la que posteriormente nació un libro), donde explicaba las razones por las que en el futuro habrá más tiendas físicas que hoy, pero que serían mucho más pequeñas y urbanas. En otras palabras, una cadena de hipermercados, ya no abriría un hipermercado en las periferias urbanas, sino que abriría cientos de pequeños supermercados urbanos en el corazón de los barrios.