Las tiendas no deberían limitarse a vender cosas por precios.
En las tiendas debería suceder muchas más cosas que llegar, coger, pagar, irte.
Un retailer debería ser mucho más que un distribuidor, que opera extraordinariamente bien su tienda, su cadena logística, sus políticas de precios y sus merchandising obsesioandos con el precio. Debería aportar a los consumidores algo más que la conveniencia de la ubicación, o entregar ultrarápidas. Algo más que un surtido exclusivo o a medida. Algo más que una atención al cliente superlativa.
Un retailer debería ser un generador de comunidad; sus tiendas físicas y digitales, sus redes sociales, sus proyectos, deberían tener un fin último: ser la casa de todos los que compran lo que él vende. Un lugar de encuentro al que vas a encontrar gente como tú.
La gente va donde siente que hay gente que ama y siente lo que, ella o él, ama y siente.