No es lo que vendes, es cómo lo vendes.

Un producto es simplemente una cosa producida, un objeto material o inmaterial. Algo que fue creado para satisfacer una supuesta demanda latente de los consumidores.

La cosa a vender no es tanto la clave, lo es cómo vendes esa cosa. La clave es crear experiencias POSITIVAS de compra, ya que la mayoría de las cosas que compramos generan experiencias NEUTRAS, son cosas transacionales que satisfacen una necesidad puntual, cosas que se consumen y se olvidan. El producto en sí, en la mayoría de las ocasiones es una cuestión de utilidades y precio (salvo que te llames Ferrari, o seas una gambas blanca en la bahía de Cádiz , o algo por estilo), lo diferencial se construye en todo lo que rodea periféricamente al producto, lo que sucede en el acto de compra.
De lo contrario, todo se vendería en máquinas vending, o por internet.

Puedes comprar Moet Chandon en la máquina vending de un hotel de NYC, justo a la izquierda del lobby, a 12 metros de los lavabos unisex, o puedes comprarlo a 250 metros saliendo del hotel en una tienda gourmet donde alguien te recibe con una sonrisa y te llama de usted. El precio es parecido, el producto es el mismo….

Pero no es lo mismo.