Theresa May habla a sus compatriotas. Tienen un problema que afecta a 9 millones de personas (casi el 14% de población). Están solos. Es un tema de estado: crea un Ministerio de la Soledad. En España se estima que 4.4 millones de personas viven solas, más de un millón de mujeres mayores de 65 años: los españoles varones duramos menos. Pero también cientos de miles de personas menores de 65 años deciden que la soledad es la apuesta más inteligente de modo de vida, y otro/as simplemente no han encontrado o han sido encontrados por su media naranja. De los 220 millones de hogares en la Unión Europea, el 33 por ciento vivía una sola persona. Más de 72 millones de hogares. En Suecia, ese número era más de la mitad de los hogares (52 por ciento): El tamaño medio del hogar sueco es 1.9. Europa envejece. Europa single. Europa vive sola.
En Estados Unidos 42 millones de personas viven solas, en Nueva York, en Seattle, en Idaho, en Texas, en Alaska, un pequeño país de gente sola escondida en el país más poderoso del mundo. En Estados Unidos se abren restaurantes, supermercados, tiendas de ropa, enfocadas cien por cien a los solteros. The Wall Street Journal en marzo de este año, escribe un artículo donde nos dice que los supermercados se han convertido en el lugar ideal para encontrar pareja; y más ahora que muchos se han convertido en “groceraunts,” (restaurantes, bares de vinos, cafeterías y dentro de los supermercados). Mucha gente no se siente cómoda buscando pareja en las redes sociales, o en aplicaciones. Un supermercado es un lugar más cómodo, más de tu ecosistema. Y eso lo saben las cadenas de supermercados norteamericanas. Saben que ése puede ser un pilar de su estrategia para socializar sus tiendas. Hay decenas de millones de consumidores solitarios.
La OMS nos dice que la obesidad es una pandemia universal: cada año mueren 2,8 millones de personas a causa de la obesidad o sobrepeso. Las marcas se movilizan, los retailers también: guerra al azúcar, McDonals introduce hamburguesas veganas, Walmart llena de nutricionistas los pasillos de sus supermercados. Ahora sabemos que la soledad mata más que la obesidad. No nos conviene que se nos mueran miles, decenas de miles de consumidores. Vivos gastan más que muertos.
La política del hijo único instaurada durante décadas en la maoísta China, no tuvo en cuenta que a veces la naturaleza no es equitativa. Hay casi 21 millones más de hombres que mujeres. Hoy hay millones de solteros menores de 35 años. Incluso tienen su día grande. El día de los solteros, y los de Alibaba que no tienen un pelo de tontos, la arman gorda y venden ese día más de lo que Inditex vende en el mundo en 365 días.
China ha derrotado silenciosamente a Japón en esto de la economía de la soledad. Ahora beijing, Shenzhen,Tianjin, Chongqing, Nankín…. Son las capitales mundiales de la soledad.
Xiaozhu (la versión china de Airbnb), publica no hace mucho una encuesta: el 67 por ciento de los 10.000 chinos entrevistadas menores de 47 años estaban viendo televisión o películas para combatir la soledad. El 58 por ciento dijeron que gastaban básicamente dinero para sentirse menos solos: Karaokes, gimnasios, bares.
Las calles chinas están llenas de Karaokes, donde la gente sola baila y canta sola, sueña con enamorarse y enamorar, miran de reojo a otros solitarios, donde envuelven en luces fosforescentes y parpadeantes a su soledad. Las calles chinas están llenas de tiendas de conveniencia donde puedes comprar comida para singles. Las calles chinas están llenas de bares donde los solitarios beben solitariamente.
Microsoft ha desarrollado un chatbot llamado Xiaoice, que ayuda a los usuarios solitarios a imitar la interacción humana. Es un programa de inteligencia artificial diseñado para hablar con gente. Este chatbot puede reconocer mensajes de texto o de audio, y puede opinar sobre fotos o vídeos. Puedes tener un amigo, puedes tener un amante, una familia, un perro, o puedes tener a Xiaoice. En solo 3 años de actividad ya tiene más de 140 millones de usuarios activos en China. Los solteros y solteras chinas adoran este chatbot. Siempre es agradable hablar con alguien, alguien que te entienda, alguien que le enseñes una foto y te diga algo. Alguien, o algo como Xiaoice. Ya sabemos que la industria de la inteligencia artificial al servicio de los solteros se va a forrar. Apuesta segura. La realidad aumentada también.
En Hong Kong también están solos. La cadena japonesa de fideos ramen Ichiran abre su concepto de tienda “Ramen Focus Booth” : un restaurante que tiene mesas tipo los locutorios, donde cada persona tiene su cubículo aislado y puede concentrarse en comer sin tener que mirar o ser mirado por nadie. También abrió otra tienda en Taipei, Taiwán, hace no mucho, hubo una cola durante 240 horas, 10 días, para entrar.
En Japón, que se doctoraron en soledad hace décadas, hay agencias que alquilan personas de compañía, personas que se hacen pasar por madres, padres, mejores amigos, para que salgas a cenar, o a tomar algo, o vayas al cine, o al teatro, y así puedas sentir que no estás solo en el mundo, sentir que tú también puedes ser alguien que habla con alguien. En Japón se ha demostrado que los solitarios trabajan más horas, son los preferidos por las empresas: no les importa estar más tiempo en la oficina. En Japón es tabú hablar de tu soledad en muchos lugares. En la oficina parece que estás menos solo. En Japón, los bares celebran maratones de citas a ciegas. Miles. Decenas de miles de solitarios participan cada fin de semana. En Japón se alquilan amigos para hacerse “selfis” y colgarlos en Facefook. Cuesta unos 60 euros y es el producto estrella de muchas agencias de la soledad. Tener un novio, o novia, y verlo una vez a la semana, cuesta unos 110 euros. En Japón hay actores que llevan más de una décadas haciéndose pasar por madres de una misma persona. En Japón hay listas de espera para los cursos enfocados a enseñar a hombre cómo cuidar a bebés con un único propósito: la mayoría son solteros. Piensan que saber bañar y vestir a un bebé es la mejor forma de lograr encontrar una pareja.
Un retail para solitarios. Se trata de la economía de la soledad
Autor: Laureano Turienzo. Consultor internacional, Speaker, profesor en varias escuelas de negocio
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