Carl Honore  escribió el “Elogio de la lentitud”, iniciando lo que vino a llamarse la FILOSOFÍA SLOW. En resumen, nos viene a decir que vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir. Coexistimos en sociedades que nos infunden el miedo a perder el tiempo. Un miedo afilado que fosiliza nuestra libertad a prolongar el bostezo, a untar de melaza las agujas del reloj, a dormitar frente a una ventana por la que vagabundean las horas. Todos y todas, estamos sometidos a un vertiginoso ritmo de vida, atados a calendarios, citas, ofertas a punto de caducar, novedades de vida efímera. Una vida adrenalitica donde es un delito perder el tiempo. Tenemos que tomar muchas decisiones de consumo al cabo del día. Y no regresaremos a una vida más pausada. Esa es la realidad. Al menos en 2017.

En 2017 seguirá la vida urgente. Algo se  venía burbujeando. Todo empezó a ser rápido con el fast food, con el fast fashion.  Todo sigue igual, pero esta vez más vertiginoso. Practicaremos un consumo hambriento de velocidad. La velocidad, eso marcará la vida del consumidor en 2017.  La velocidad y la comodidad serán las claves de la experiencia de compra suprema. Los consumidores, usted y yo, seremos este año aún más impacientes  y no perdonaremos a quien nos haga perder el tiempo. Los retailers nos han educado en el 2016 para ser terriblemente impacientes: demandaremos entregas inmediatas, nuevos productos inmediatos, ofertas inmediatas, una personalización inmediata. Entregas más allá de 24 horas nos parecerán antediluvianas. Amazon, el retailer más listo de la clase, lo sabe. Y va más allá, transgrede las reglas no escritas, cruza la frontera de lo digital y se infiltra en lo físico. Esta semana nos sorprende por millonésima vez y nos dice que a principios de 2017 abrirá en Seattle un supermercado de 550 metros cuadrados que no tendrá línea de cajas…. A través de tecnología de última generación identificará a los clientes  (usuarios de Amazon Go, con la aplicación instalada en sus teléfonos, los cuales deberán acercar a un lector para poder entrar en la tienda) , así como los productos que cogen de las estanterías y a la salida de la tienda se les cargará el coste de lo comprado en su cuenta. No colas, no tiempo inútil, se trata de velocidad.  Pero el video oficial de Amazon se lo explicará infinitamente mejor que yo:

 

https://www.youtube.com/watch?v=NrmMk1Myrxc

 

Amazon puso una bomba atómica en el subsuelo del ecommerce, lo hizo estallar, y lo reinventó. Ahora se fija en las tiendas físicas con sus tiendas de alimentos, o sus librerías físicas en Seattle, Portland y San Diego y la que abrirá ahora en Chicago. Es el chico listo de la clase y sabe que el tiempo es vital.

¿Recuerdan la vida lenta cuando paseaban hacia una tienda? ¿Recuerdan su teléfono móvil cuando era solo un teléfono móvil y no una tienda liliputiense abarrotada de inagotables ofertas? ¿O cuando no existía una cosa llamada Black Friday? No hace tanto, apenas unos pocos años. Pero nuestra memoria colectiva nos susurra que de aquello hace siglos. Es la velocidad. La velocidad hiperboliza nuestra percepción del tiempo, agigantada la distancia hasta el pasado reciente.

La velocidad y la oferta y atención personalizada hará que en el 2017 cada vez veamos más marcas fabricantes que se emancipen de los distribuidores, en una suerte de pubertad comercial, y abrirán tiendas físicas donde tendrán ese control de la velocidad y de la atención personalizada hacia sus clientes. Pero también veremos un incremento de tiendas que aparecen y desaparecen, pop-ups, stands, espacios compartidos, in shops… Lo itinerante y temporal está de moda.

El tiempo es clave, por eso veremos frigoríficos que avisarán inmediatamente a nuestro supermercado favorito de las cosas que necesitamos (y en un par de horas un educado empleado llamará a nuestra puerta), o electrodomésticos que se encienden antes de que lleguemos a casa para no perder ni un segundo en esa acción banal; tenedores que nos ahorran tiempo de pensar y nos facilitan datos de la velocidad a la que comemos para mejorar nuestra forma de alimentarnos, inodoros que estudian  nuestras orinas y nos informa urgentemente de la dieta más adecuada para nosotros, cepillos de dientes que nos avisan de la caries y te concreta una consulta al dentista automáticamente sin que tú tengas que perder uno de tus idolatrados segundos.

La velocidad nos traerá en este 2017 la consolidación del uso de los drones en la logística, o la hiper profundización en la gestación de inventarios en tiempo real mediante la digitalización de los procesos en la cadena de suministros. Y quizá en este nuevo año se consoliden los tan añorados carros de compra con sensores, los cuales permitirán en tiempo real detectar si el cliente presta atención a las promociones y cuál es la ruta que sigue dentro de la tienda.

2017, y el Big Data. Algo que nos permite tener acceso a más información a una velocidad cada vez mayor. Es vital procesar información en tiempo real, algo que nos permitirá llegar lo antes posible a nuestros clientes. Pasar del segundo al microsegundo.  Cuando un cliente entre en nuestras tiendas físicas o virtuales en 2017 será urgente comunicarnos con él de una forma personalizada. Si somos capaces de tener aplicaciones informáticas mas rápidas, llegaremos antes y mejor a nuestros clientes. Mucho antes que nuestros arcaicos competidores. Controlar cuanto más información a la mayor rapidez posible hará que podamos adaptar nuestras tiendas a la demanda real, adaptando nuestras ofertas, stocks o personal en tiempo real .

El 2017 nos “sonreirá” con retailers como Zara en fases muy avanzadas de testeo de sistemas de checkout que perimitirán a sus clientes evitar las largas e improductivas colas. El asesinato del tiempo perdido. Este año que viene el tiempo es clave, ahorrar un segundo a nuestro cliente puede convertirse en el apoteósico valor diferencial entre nosotros y nuestro competidor. Perder un segundo puede molestar mucho. Por eso los métodos de pago “contactless” seguirán acrecentándose. Bendita sea la tecnología que nos permite pagar solo con aproximar la tarjeta al terminal de venta, sin necesidad de introducirla o de perder unos valiosos segundos marcando claves. Por eso los retailers más listos adaptarán sus terminales de pago a esta beatifica tecnología. Ya lo han hecho Ikea, Carrefour, Caprabo, Rodilla, McDonals…. Pero otros muchos más lo harán.

 

Hace ya más de un siglo que un tal Oscar Wilde nos aviso: “El tiempo es una pérdida de dinero”