Casi 1,5 millones de niños de US de 11 años, o menos, tienen cuentas de Snapchat activas, según datos de eMarketer. Snapchat requiere que los usuarios tengan 13 años para inscribirse en la aplicación, pero una encuesta realizada por el regulador británico de comunicaciones Ofcom encontró que el 34% de los usuarios de redes sociales entre 8 y 11 años estaban en Snapchat, (vía artículo The Wall Street Journal). Al final uno cuando le preguntan y mete sus datos, decide tener la edad que siente.
Casi 16 millones entre los que tienen 12 y 17 tienen también cuenta en Snapchat . Está de moda para casi 17 millones de ultraadolescentes norteamericanos.

Resultado de imagen de kids SNAPCHAT EMARKETER

En un informe reciente de Nielsen nos indica que aproximadamente el 45% de los niños estadounidenses de 10 a 12 años tenían su propio teléfono inteligente.

En un artículo de Independent de abril de este año, nos indicaba que en una macroencuesta en el Reino Unido se verificaba cómo uno de cada cuatro niños menores de seis años tenía un teléfono inteligente, y además pasaban de media hasta 21 horas por semana navegando en sus teléfonos ( jugando, escuchando música, mirando videos y usando Snapchat). Nos decía también que 8 de cada 10 padres no limitaban la cantidad de tiempo que los niños pasan en sus teléfonos, mientras que el 75% no desactivan la función de datos para que sus hijos solo puedan llamar y enviar mensajes de texto.

En España uno de cada 4 menores de 10 años usa un smartphone.  y a los 12 años ya el 75% de los niños españoles de esa edad tienen un smartphone. Y el 88,8 % de los niños de 10 años navegan habitualmente  por internet.( Instituto Nacional de Estadística (INE)).

Hace un par de meses leía un artículo en un periódico en castellano que se titulaba: “El mayor reto que existe en marketing es conquistar al público infantil” . Y decía:

“Conozca cuáles son las claves que utilizan los expertos en publicidad para que un niño se enamore de un producto y haga que sus padres lo compren. El dominio de los niños en la decisión de compra de los papás es algo que todo estratega de marketing y publicidad reconoce por excelencia. Sabe que son un mercado exigente y difícil de mantener atento y entretenido; además, existe gran presión para las marcas porque saben que deben moldearlos para que acompañen a la empresa en un futuro como consumidores. Generalmente los padres están dispuestos a invertir más dinero en aquellos productos o servicios que hacen felices a sus hijos. De acuerdo con un estudio realizado por la agencia TNS, ocho de cada 10 madres afirma que los niños influyen en la compra de productos, especialmente de dulces y chocolates. Ahí radica la importancia en tener estrategias sólidas y modernas que estén dirigidas para el mercado infantil”. 

Un artículo de El Confidencial, de hace dos meses se titulaba: “El negocio de los influencers de 12 años que ganan más que tú: “Los padres ni lo saben”

Entrevistaban a un profesional del markéting. Y continuaba. “Las marcas han puesto el ojo en los menores de edad para que su publicidad llegue a los más jóvenes, pero aún falta regulación para garantizar su trabajo y que el cobro sea legal”… “Tiene doce años, 200.000 seguidores en Instagram y gana más que tú. Musical.ly es su hábitat natural, una red social colmada de preadolescentes que imitan bailes en vídeos cortos de efectos especiales y colorines y que se ha convertido en una cantera para las marcas que esperan llegar al público más joven. Al protagonista de esta historia se lo rifan las empresas, en caza contínua de nuevos influencers

“Las marcas se fijan en gente joven porque les genera más ingresos y les cuesta menos que una campaña en la televisión. El problema es que hay marcas que están contratando a gente menor de 18 años sin autorización de los padres”… “Estos ‘mini influencers’ son el nuevo caramelo de las marcas que aspiran a encandilar a un target jovencísimo. “Cuanto más joven es el target, más tiempo pasa en redes sociales. De ahí que si una marca quiere impactar a una audiencia muy joven lo haga a través de sus iguales y en su ecosistema natural, por medio de líderes de opinión muy jóvenes en redes sociales”, “Según una encuesta publicada por Adecco, los más jóvenes no solo sueñan con las profesiones más clásicas como futbolistas o profesores; ahora también quieren ser youtubers -que se cuela en el top 5 de los trabajos más deseados- o tener como jefe a un influencer “

Muchas  marcas han visto en Snapchat, YouTube un filón.  No son niños, son consumidores: personalizaremos nuestros mensajes, para que tengan más impacto. Sabemos que el mayor influenciador en una familia puede ser el pequeño/a de la casa. Sabemos que esos pequeños evangelistas se pasan las horas ante Youtube. Y nosotros tenemos una legión de influencers Kids. Negocio seguro. Ponga un smile en su cuenta de resultados.
The Washington Post en un artículo titulado: “Retailers are marketing directly to kids shopping on their smartphones”, explica cómo “Five Star, que fabrica carpetas y carpetas, y Red Bull, el fabricante de bebidas energéticas, han lanzado nuevos “filtros” para el regreso a la escuela en Snapchat, mientras que la cadena de ropa Justice anuncia espectáculos de moda en la tienda en su aplicación”.
En un artículo de The New York Time podemos leer: “Snapchat puede proporcionar un entorno altamente controlado para que los anunciantes lleguen a la audiencia”, dijo Nick Cicero, director ejecutivo de Delmondo, una firma que asesora a marcas corporativas en publicidad en redes sociales”.
No son niños, son consumidores. Mejor aún influenciadores. Captémosle. Fueron sus padres quienes les dieron los teléfonos. Aún así, hay quienes les parece mal, ¿pueden creérselo? Hay quien piensa que no es ético esto del marketing directamente a los niños a través de sus teléfonos inteligentes (personalizando los anunciós tras recopilar los datos de estos consumidores imberbes).
Incluso hay marcas que creen en la ética más que en la cuenta de resultado: Heineken decidió no anunciarse en la plataforma Snapchat porque le preocupaba que el filtro de edad de la plataforma fuera demasiado débil. Diadego también suspendió sus anuncios.
No se trata de no estar en estas plataformas. La cuestión es cómo estar, que reglas nos autoimponemos y si lo que vendemos nosotros es apropiado para un publico como el que está ahí. Y por otro lado, ¿Cómo marca podemos hablar directamente con un niño menor de 11 años o deberíamos dirigirnos a sus padres? ¿O al menos a los dos a la vez?

Quizá esté divagando. Al fin de cuentas, no son niños, son consumidores.  Ponga un smile en su cuenta de resultados.

 

Autor: Laureano Turienzo . Consultor, profesor de varias Escuelas de Negocio nacionales e internacionales, conferenciante internacional,
https://www.linkedin.com/in/laurenturienzo/
Empresas e Instituciones con las que colaboro, o he colaborado recientemente. 2018: